martes, 22 de mayo de 2012

LOS JUEGOS DEL HAMBRE



Puntuación: ☆☆☆☆




Creo que el único motivo por el que no pongo un 10 a este libro es el hecho de haberlo leído tras ver la película y que no guardase por tanto demasiadas sorpresas. Culpa mía, por tanto. Porque soy consciente de que habría sido una lectura deliciosa y adictiva de haberla leído en absoluta ignorancia.

La novela nos retrata una posible América del futuro, llamada entonces Panem, cuyo terreno se divide en 12 distritos que viven empobrecidos y sometidos por el Capitolio. Cada distrito se destaca por unas actividades o ciertos suministros que abundan en su zona: así como la pesca, la agricultura, los minerales, el carbón, las piedras preciosas, los conocimientos ingenieros, etc.

Katniss, nuestra heroína, pertenece al distrito 12, el más miserable de todos. En teoría viven del carbón que extraen de sus minas, aunque realmente apenas pueden permitirse vivir con las ganancias que aporta. Por tanto, Katniss tras la muerte de su padre sigue los pasos de este y se dedica a la caza furtiva, colándose por la valla electrificada que circunda su distrito y que la separa de un espeso bosque repleto de animales salvajes: su única esperanza de llenar el estómago de su madre y hermana.

La historia se centra en la tradición sádica de “Los juegos del hambre”, un reallity show ansioso de televisar crueldad, dolor y sufrimiento. Los juegos consisten en que 24 tributos (un chico y una chica de cada distrito escogidos al azar) luchen entre ellos, matándose los unos a los otros, hasta que solo quede un vencedor, el cual sería colmado de riquezas a lo largo de toda su vida por el precio de una conciencia contaminada de sangre e inhumanidad. Los juegos se celebran cada año y su creación fue como motivo de escarmiento para todos los distritos; en pago por una rebelión que pasó hace muchísimos años.

La autora por tanto pretende hacer una crítica social diciéndonos que somos víctimas del poder. Que nos dan una falsa sensación de libertad, un falso rayo de esperanza, mientras tiran de nuestra correa cuando creen conveniente, regodeándose del poder hacerlo. Nos tienen sujetos a un patrón de ciudadano al que todos estamos condenados. Y la inhumanidad que tan contagiosa es hoy en día, podría llevar con más facilidad de la que imaginamos a cosas tan brutales como lo es “Los juegos del hambre”. Y cómo no, la tele es el instrumento clave de hacernos llegar su mensaje. La tele es nuestro primer emisor, el que nos trasmite lo que a otros les interesa que veamos. En este caso es una manera de amenazar, de recordar el poder del mandamás y su capacidad de crueldad contra aquellos que pudieran osar enfrentarlo de cualquier manera.

Volviendo a la trama, por capricho del destino Katniss se verá concursando allí ese año, junto con Peeta Mellark, el hijo del panadero con el que jamás ha hablado pero siente una extraña conexión que no sabe definir.

Y en este macabro ambiente se desarrolla la historia, contada magistralmente en primera persona de la mano de Katniss, donde se nos describirá un mundo cruel e insólito cuya autora retrata a la perfección. Seremos testigos de la injusticia que asedia al país, de la impotencia de sus gentes, del despiadado poder de los más fuertes, de la encarnizada lucha que somos capaces de presentar por sobrevivir.

Debo alabar la imaginación de la autora, ya que el Capitolio y sus gentes, aparte de singulares son interesantes; un mundo pintoresco y extravagante de gente peculiar, tanto hablando de estética como de costumbres o de todos los aparatos de tecnología avanzada que conforman su mundo. Al igual que es imaginativa la distribución de Panem, con los detalles reglamentarios de los distritos, la clasificación concreta de actividades que los definen y la excesiva vigilancia. Y cómo no, también en lo referente a los juegos, sus reglas y la manera en que los Vigilantes pueden interceder para instigar encuentros o poner interés al asunto cuando la emoción macabra decae.

Es por tanto una delicia. Una novela entretenida, original, violenta y conmovedora. La autora consigue hacernos sentir dentro de una cárcel, como se siente Katniss, con cámaras vigilando cada uno de sus gestos y teniendo que fingir para poder seguir con vida. Obligada a dar al Capitolio la funesta diversión que encuentran en las desgracias de todos los tributos sobre la arena del juego.

Por otro lado, me parece que la trama está equilibrada y la estructura es correcta. Todo encaja a la perfección, y los acontecimientos, dentro de lo imaginativo, siguen un patrón realista. Todos los detalles están bien pensados y la autora dirige la historia de manera brillante e inteligente.

Por otro lado, los personajes tienen fuerza, aunque no están muy bien definidos, pero es normal teniendo en cuenta que se nos presentan desde el punto de vista de Katniss. Ella es una chica introvertida y poco habladora, y tenemos que arreglárnoslas para percibir a la gente de su alrededor mediante sus percepciones y las escasas conversaciones que intercambia. Sin embargo, hay personajes memorables.

¿Cómo no desternillarse y exasperarse a partes iguales ante la estridente Effie Trinket?

¿Cómo no sentir curiosidad por desentrañar la mente de Haymitch? Porque aunque vaya por la vida de borracho sarcástico, es un personaje que da que pensar, al menos a mí. Y creo que aún tendremos más noticias de él en los libros siguientes… Sospecho que su importancia en la novela aún no ha alcanzado su cenit.

¿Y cómo no querer a Cinna? El estilista, tan honesto y sencillo en medio de tanta ridícula ostentación y exageración propias del Capitolio parece haber venido de otro lugar… Y el apoyo y verdadera amistad que le brinda a Katniss resulta enternecedor. Tiene una fe en ella visible desde el principio y la ayuda enormemente dentro de lo que se le permite.

¿Y cómo no sentir ganas de proteger a la diminuta e inocente Rue? Aquella niña astuta y valiente capaz de volar sobre los árboles y de entonar cantos de ángeles, tan deseosa de compañía y calor.

Y luego tenemos a los protagonistas principales: Katniss y Peeta.

Katniss es una chica introvertida y llena de coraje, capaz de sacrificarse por lo que ama, de proteger con su vida a su familia. Es una chica repleta de fuerza y decisión, de una actitud luchadora que siempre la acompaña. No tiene miedo a la soledad, sabe congeniar con ella si hace falta. También es desconfiada y algo fría y detesta las charlas banales. Es demasiado seria y muy orgullosa. Inteligente y audaz, y muy observadora, es una autentica heroína que debe capear el mismísimo infierno.

Peeta es lo contrario a ella. Es tierno, cálido, cercano, de sonrisa fácil y sensible sin llegar a ser débil. Tiene fe y es inteligente, algo soñador y muy leal. Desde el principio se niega a ser un instrumento más del Capitolio y quiere demostrar que sigue siendo él, que no tienen el poder de transformarlo en una máquina de matar. Que ante todo sabe muy bien quién es y que no se perderá pese a estar encadenado a aquella brutalidad. Tiene las ideas bastante claras y sabe lo que quiere.

Peeta me cayó bien, sin embargo, por el momento soy del “team Gale”, como suele decirse. Es evidente que Peeta, aunque fuerte e independiente, en los juegos dependió mucho de Katniss, y de hecho, sin ella no habría sobrevivido. Es evidente que Peeta necesitaba de ella, y sin embargo, está claro que Katniss podría haber ganado sola. Sabía sustentarse sola, trepar árboles y disparar certeras flechas. Además tiene una mente despierta y agallas… Claro que Peeta le reporta seguridad y calor y le otorga fortaleza espiritual… pero su vida no dependía de ello al fin y al cabo. Sin embargo Gale, su amigo y compañero de caza en el distrito 12, es un joven independiente, valiente, luchador y protector. Y es más mi prototipo de galán.

Claro que las circunstancias han forjado sus caracteres. Katniss y Gale son muy similares, ya que ambos han tenido sobre sus hombros el peso de alimentar y cuidar de su familia. Ambos han desafiado las leyes impuestas por el Capitolio por proteger a sus seres queridos. La necesidad les ha impulsado a aferrarse a la vida, a luchar y también a acostumbrarse a las penalidades de la pobreza. Ambos son supervivientes.

En fin, por último recomendarlo encarecidamente. Lo cierto es que es un libro maravilloso, con altas dosis de originalidad, emoción y acción.

Y advertiros de que quedaréis absolutamente eclipsados y con una necesidad inenarrable de continuar con los libros siguientes.

Una historia atrapante y conmovedora.

LIZZIE VILLKATT

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