Puntuación: ☆☆☆☆☆
Empezaré por advertir que mi opinión va a ser absolutamente positiva. Sherrilyn Kenyon y sus Cazadores Oscuros son una maravillosa debilidad para mí.
Ésta es la historia del Cazador Oscuro Zarek. Antes de leer su
historia había leído unas pocas de otros Cazadores en las que había aparecido
de refilón, y cogí con inmensas ganas el libro, pues me intrigaba muchísimo.
¿Cómo un hombre como Zarek, brusco, hostil, iracundo y lleno de odio y
desprecio hacia todo el mundo, iba a ser en el amor? La verdad es un personaje
difícil con el que tratar, pero Sherrilyn ha sabido escogerle la historia
perfecta para él. ¡Ah, maravillosa Sherrilyn!
En éste libro descubrimos que Zarek tiene justificado el gran odio
que siente hacia todo el mundo. Es un hombre que no ha conocido la ternura, la
compasión, el cariño, el calor de un abrazo. Las palabras
<<amistad>>, <<confianza>> y <<amor>> le
son extrañas, ajenas, incomprensibles, desconocidas. Su vida ha estado regida
por la crueldad, el sufrimiento, el desprecio, la injusticia y el dolor siendo
esclavo griego de su propia familia. Engendrado por una violación de su padre,
un violento senador romano, a su madre, una vulgar esclava, Zarek es
menospreciado y rechazado tanto por el uno como por el otro. Su madre se
deshace de él sin miramientos, y su padre lo acoge en su hogar, pero como chivo
expiatorio de sus hijos legítimos.
Astrid por el contrario, es una ninfa que vive en el Olimpo,
sobreprotegida por su madre y sus tres hermanas mayores: las Moiras. Su mundo
siempre ha sido tranquilo, acogedor, hermoso, y lleno de ternura y paz. Sus
hermanas le profesan todo su cariño al ser la hermana pequeña, y su madre
igual. Es una ninfa de la justicia, y su trabajo consiste en juzgar a los
Cazadores Oscuros. Su decisión es equivalente a la vida o la muerte.
Así es como ambos personajes tan diferentes y con tan poco en
común, terminan relacionándose.
Zarek, tras dos actos de descontrol y violencia que son decisivos
para su condenación, es sometido a un juicio que determinará si es merecedor de
la vida o de la muerte. Él no sabrá que está siendo juzgado durante las dos
semanas en las que Astrid tendrá que ser capaz de ver algo en él que merezca
perdonarle la muerte. Y tendrá que tener determinación, paciencia y fe para
ello. Tendrá que ser capaz de ver tras las capas y capas de odio, resentimiento
y desprecio que cubren el corazón de Zarek para encontrar algo que merezca ser
salvado en él. Tendrá que ver con el corazón: “No se ve bien sino con el
corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.
En la historia se menciona al libro de El Principito de Antoine
de Saint-Exupéry, que curiosamente es el libro favorito de ambos
personajes.
Astrid, al ser jueza y al verse en la obligación de ser imparcial
y tener mano dura; al tener que ser objetiva sin dejar que los sentimientos se
involucren, siente que se está volviendo, fría, insensible, de piedra. Y eso le
preocupa y no le gusta. Así que el libro le sirve para consolarse, para
encontrar en él un poco de sensibilidad, de bondad, de amor.
Para Zarek, sin embargo, significan sueños, significa esperanza.
La esperanza de aprender a reír algún día.
Así, ambos personajes se complementan, encontrando el uno en el
otro lo que tan vehementemente anhelan.
Astrid consigue sentir con Zarek tan fuerte como nunca había
sentido por nadie. Por primera vez en su vida, es capaz de sentir dolor,
sufrimiento, compasión, indignación y tristeza con una intensidad como nunca. Y
por ello siente deseos de abrazarlo y consolarlo, de enseñarle que hay
muchísimas cosas maravillosas en la vida fuera de lo que él conoce.
Zarek descubre en Astrid un mundo desconocido y cálido para él. Un
mundo del que jamás querrá verse obligado a marchar.
La historia es hermosa y tierna, con trazos de violencia y
sufrimiento, pero absolutamente perfecta. Como en todos sus libros, está dotado
de buenas dosis de humor y sarcasmo. Y como todos sus libros, te hace sentir el
amor más apasionado en tus carnes.
Un libro de 10, sin duda.
LIZZIE VILLKATT
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