De modo que eso era lo que había conseguido después de cuatro años esquematizando y desentrañando libros, obras de teatro, relatos y poemas: la oportunidad de consolara un diminuto bulldog con pinta de murciélago mientras procuraba no destrozar el coche caro, carísimo, de otra persona. Fantástico. Lo que siempre había soñando.
El diablo viste de Prada de Lauren Weisberger
No hay comentarios:
Publicar un comentario