Puntuación: ☆☆☆☆
SINOPSIS:
Hyacint,
la última hija soltera de la familia Bridgerton, ha perdido la ilusión por las
temporadas de baile en Londres. Aunque es joven y hermosa y pertenece a una
familia muy admirada, su ágil inteligencia, su lengua descarada y su fuerte
carácter parecen ahuyentar a todos los pretendientes. Excepto a Gareth St. Clair,
el nieto díscolo de Lady Danbury, el seductor con peor reputación entre la alta
sociedad y el único en todo Londres capaz de dejarla con la palabra en la boca
y el pulso acelerado... y que además parece disfrutar con ello. Cuando él le
pide ayuda para descifrar un secreto de su pasado oculto en un diario escrito
en italiano, ella no puede negarse. Pronto se ven inmersos en una aventura en
la que cada uno de ellos descubre que ha encontrado en el otro, por fin, un
desafío a su altura.
OPINIÓN
PERSONAL:
Julia
Quinn siempre me ha encantado como autora; es una de mis predilectas, tanto porque
ha estado presente en mis lecturas desde que descubrí el género romántico como
porque sus historias siempre han saciado mis expectativas. Sus personajes son
carismáticos, los diálogos entre ellos chispeantes, y sus tramas envolventes.
En
esta novela ha hecho alarde de todas las virtudes que le achaco, aunque me ha
llegado con menos intensidad. Aún así, es una novela de aplauso, porque es la
séptima correspondiente a una saga y para pertenecer a una serie tan larga y
trabajada ha conseguido ser una lectura bonita y agradable. Cosa que es todo un
mérito, ya que bien podría haber quedado totalmente sepultada y haber sido un
pálido e inconsistente reflejo de sus antecesoras. Pero no, la novela consigue
mantener nuestro interés.
Los
personajes, como siempre, han sido una exquisitez.
Por
un lado tenemos a Hyacinth Bridgerton, la más pequeña de toda una familia de
ocho hermanos. Hyacinth es una jovencita descarada, honesta, inteligente e
inquieta. A pesar de su elevada dote lleva unas cuantas temporadas en el
mercado matrimonial y ha recibido muchísimas menos propuestas de las que
corresponde al prestigio de su apellido, al título de su familia y a la riqueza
con la que está prevista que dote a su pretendiente. ¿El motivo? Hyacinth es
objeto del terror de los caballeros. Simple y llanamente porque no se esfuerza en
ocultar su inteligencia ni se reprime de brillar sobre las mentes de los demás.
Los hombres quieren mujeres manipulables, y Hyacinth no es alguien que se
ajuste a sus cómodas perspectivas… Ella necesita un hombre audaz y a su altura
a quien poder amar.
Hyacinth
está muy segura de sí misma. Sabe quién es y se encanta a sí misma, y eso es lo
que irradia a todo aquel que la conoce. Sin embargo, todo el mundo tenemos
inquietudes e inseguridades, incluso la fuerte y natural Hyacinth, aunque sus
dudas solo se despertarán con la aparición de Gareth Saint Clair.
Gareth
es un joven despreocupado, alegre y pícaro. Su reputación escandalosa e
indecente lo retratan como un hombre ligeramente perverso, aunque esa imagen se
ve desquebrajada cada vez que manifiesta el profundo amor que le profesa a su
abuela, lady Danbury. Ella es la única persona que tiene ahora en el mundo, la
única que lo ama y a la que el ama. La única persona por la que estaría
dispuest0 a entregar su vida… Y la realidad de eso lo hace darse cuenta de lo
solo que está en el mundo.
Hyacinth
y Gareth pertenecen a realidades opuestas. Hyacinth es la hija menor de una familia
numerosa y amorosa. Gareth es el despreciado segundo hijo de un barón que vive
para atormentarlo. Jamás ha conocido el amor paternal, y a pesar de las evidencias
del odio del barón hacia él durante años, jamás ha alcanzado la indiferencia
que le habría gustado adoptar ante la actitud de desdén de su padre. De alguna
manera u otra, su vida está más condicionada por el endemoniado barón de lo que
él jamás admitiría. Él hombre que solo le profesa desdén, aquel que tanto le
odia y tanto se empeña en hundirlo, es la persona que más poder tiene sobre él
aunque no esté dispuesto a asumirlo.
Mientras
Gareth esté sujeto a la perversa influencia de su padre no tiene acceso absoluto a su felicidad, y por eso será importante que
resuelva sus emociones hacia su pasado y hacia el barón y comprenda la importancia
que debe ocupar todo aquello que lo rodea.
Hyacinth
también tendrá trabajo por su parte, ya que tendrá que asumir una nueva
realidad con respecto a ella misma.
Aparte
de los enredos de origen personal, Julia Quinn nos presenta una trama
intrigante que servirá para unir a ambos protagonistas y los lance en la
búsqueda de unos diamantes que la abuela italiana de Gareth escondió hace unos
setenta años.
Sin
embargo, la buena mujer era más astuta y críptica de lo que suponían en un
principio y les valdrá más de un dolor de cabeza la captura del tesoro (sobre
todo para Gareth jajaja).
Lo
cierto es que la novela me ha gustado bastante. Los personajes son maravillosos
y sus encantadoras personalidades dan mucho juego y humor a la historia. No puedo
negar que la lectura de la novela ha sido como una permanente sonrisa… ¿Cómo no
serlo cuando hemos tenido lady Danbury de sobra? ¡Ah! Adoro a esa anciana
metomentodo, criticona y manipuladora (que aunque la he descrito con cualidades
insufribles ella hace que sean encantadoras… ¡Imaginaos la brillantez de su carismático
personaje pues!)
La
trama es sencilla y amena, como es habitual en los libros de Julia Quinn. Hay
algún que otro secreto planteado en la novela, pero desde luego no se
convierten en eje de interés. El interés que se esfuerza por despertar la
autora se centra en los encuentros y desencuentros de Hyacinth y Gareth y en el
modo que se superan sus conflictos internos para atreverse a amar.
Lizzie Villkatt
UNAS
CITAS…
#1
—Aparte
de la insolencia —continúo resueltamente, haciendo un gesto hacia Gareth, como
si fuese una especie de zoología en estudio—, es verdaderamente un nieto excepcional.
No podría pedir más.
Gareth
observó divertido mientras Hyacinth murmuraba algo como queriendo manifestar su
acuerdo pero sin decirlo exactamente:
—Claro
que no es mucho lo que tiene en cuanto a competidores —añadió la abuela Danbury,
haciendo un gesto despectivo con la mano—. Los demás solo tienen tres cerebros
para repartirse entre ellos.
No
era eso el más vibrante de los elogios a sus demás nietos, puesto que tenía
doce vivos.
—He
oído decir que algunos animales se comen a sus propias crías —musitó Gareth, a
nadie en particular.
#2
—Van
a pensar que me está cortejando —dijo Hyacinth.
—Tonterías
—dijo él, sentándose en la silla desocupada al lado de ella—. Todo el mundo
sabe que no cortejo a mujeres respetables, y, además, yo diría que eso solo
mejoraría su reputación.
—Y
yo que pensaba que la modestia era una virtud sobrevalorada.
Él
la obsequió con una sosa sonrisa.
—No
es que quiera darle municiones, pero la triste realidad es que la mayoría de
los hombres son como ovejas. Sonde va uno, allí va el resto. ¿Y no dijo que
deseaba casarse?
—No
con alguien que le siga a usted como la oveja jefe.
#3
En
la vida de toda persona hay momentos en que esta haría cualquier cosa por
dejarlos para después.
#4
—Eso
me hace pensar. Como tu futuro marido, ¿debe preocuparme esa frase <<si
soy bastante fastidiosa>>?
—No,
si accedes a todos mis deseos.
—Frase
que me preocupa más aún.
Ella
simplemente sonrió.
La verdad es que tiene muy buena pinta!
ResponderEliminarTe sigo y te invito a que te pases x mi blog.
Besis.
Hola, Dolo! :) La verdad es que si te gusta el género creo que te gustará mucho^^ Y si no has leído el resto de la saga, te la recominedo. La verdad es que es una de las más tiernas y bonitas que conozco :)
EliminarAhora voy a cotillearte el blog e_e jaja ¡Un besito!^^